EL TARTAGUERO

Tártago – Ricinus communis

Ricinus communis

Ricinus communis

La planta de la que hoy haremos unos pequeños esbozos, se encuentra en todas las islas del archipiélago canario, incluido los islotes de Lobos y la Graciosa. El nombre científico de este arbusto, es Ricinus communis, pero es conocido por los canarios como higuera del diablo, higuera infernal, higuerilla, tártago, tartaguera, tartaguero, palmacristi o ricino.

El tártago es un arbusto de muy fácil identificación, pues posee unas grandes hojas palmeadas de bordes dentados. Los frutos del tartaguero son muy llamativos, son cápsulas globosas cubiertas de protuberancias a modo de blandos pinchos. Más adelante entraremos en una descripción más detallada de la planta.

Buscando un poco de la historia en Canarias de esta planta, tropezamos con algunas curiosidades. Por ejemplo en el Le Canarien, escrito en el siglo XV, encontramos esta descripción refiriéndose a  Lanzarote.

No hay ningún árbol, sino pequeños matorrales para’quemar, salvo una clase de leña que se llaman higuieres, de las cuales todo el país está lleno, de un extremo al otro, que produce leche medicinal y no puede arder de ninguna manera, hasta que esté seca y podrida, y tarda muy largo tiempo antes de secar.

Algunos investigadores piensan que estas “higuieres” hacen referencia a la higuerilla infernal, sin embargo, otros investigadores piensan que, ese nombre se lo dieron los  conquistadores, además de al Ricinus communis, a otras plantas de gran porte de la familia de las Euforbias, como son las tabaibas y los cardones.

El tártago es originario de África tropical, y fue utilizado medicinalmente desde hace siglos, así que no es de extrañar que esta planta fuera introducida en las islas en torno al siglo XV. Ya en 1531 en las ordenanzas de Gran Canaria se hace referencia a las “higueras de infierno”,  instando a los vecinos para que no se corten.

El tártago se ha utilizado desde hace más de 4.000 años, para extraer el aceite de ricino, mediante el prensado de sus semillas.

En los acuerdos del Cabildo de Fuerteventura, en el siglo XVIII, aparecen los precios establecidos de muchos productos, entre ellos el del aceite de ricino.

258 Legajo 6-a, f. 62, 15 Octubre 1775. Villa de Betancuria.

A. Mayor, Thomás de Aquino Cabrera. Síndico Personero, Juan Thomás de Soto. Diputado del Común, Antonio Sebastián de Campos. (…)

Se acuerda establecer los precios generales siguientes: una gallina, tres reales vellón; una polla, real y medio; un pollo de buen tamaño, seis cuartos; un capón, tres reales; un conejo, tres cuartos; par de huevos,(…)

(…) libra de queso fresco, ocho cuartos; cuartillo de aceite de pescado, cinco reales; cuartillo de aceite de tártago, seis reales.

El aceite de ricino ha tenido múltiples usos. Ha sido empleado desde antiguo como combustible en las antorchas. Entre los usos más modernos ha sido usado como  lubricante de maquinaria industrial, incluso en los motores de ciertos aviones a reacción. En la industria cosmética esta planta se ha vuelto un ingrediente importante para la elaboración de esmaltes, cremas, lociones, lápices labiales, etc. Por su alta viscosidad el aceite de ricino debidamente tratado, lo convierten en un elemento esencial en la fabricación de  biodiesel.

FRUTO DEL TARTAGUERO

FRUTO DEL TARTAGUERO

También el aceite de ricino ha sido empleado en medicina,   y como “medida correctora del mal comportamiento”, se suministraba a cucharadas a los niños de la postguerra española como medio represivo, pues este aceite produce náuseas, vómitos, cólicos y diarreas.

Entre las curiosidades toxicológicas que hemos encontrado en relación a Canarias, está la denuncia que hace en 1765 Guillermo Hernández a su mujer Isabel Suárez por el intento de envenenamiento. Acusádola de añadir a la sopa “unas gotas de leche de cardón y unos polvos de semillas de tártago [Ricinus communis L.]

En la medicina popular canaria se utilizaba la planta de ricino, para curar los dolores de estómago, tripas y barriga.  Para ello, se ponían las hojas de tártago, machacadas y aplicadas al estómago con el unto, ( manteca de puerco sin sal). Cuando el parto se complicaba, se colocaba unto de ganado sobre el vientre, hojas de cebollas, de ajos, y sobre ellas se ponían las hojas del tártago y enemas de malva. La parturienta bebía chocolate disuelto en agua de cebolla o de azafrán.

DESCRIPCIÓN: 

El Ricinus communis, es un arbusto de la familia de las euforbiáceas que puede crecer hasta unos 6 metros de alto. Tiene grandes hojas palmeadas, divididas en 5-9 profundos lóbulos de bordes dentados, y con nervadura. A menudo, gran parte de la planta toma un intenso color purpúreo.

El ricino tiene dos tipos de flores: en la parte inferior del ramillete floral nacen las masculinas, que se componen de un cáliz de 5 piezas y de estambres divididos en multitud de  ramúsculos, con sus anteras; en la superior están las flores hembras, con el rudimento del fruto, erizado de púas.

El fruto es globuloso, con 3 lóculos, cubierto de púas blandas, con aspecto erizado que se hacen más rígidas hacia la madurez. Tiene tres cavidades, cada una con una semilla, grande, parda con manchas y jaspeada, de superficie lisa y brillante, rematada por una excrecencia  que contiene una toxina llamada ricina.

PRINCIPIO TÓXICO: 

Las hojas contienen, ricinina. La corteza de la raíz y las semillas son  purgantes.

Las semillas contienen una proteína tóxica, llamada ricina,  una de las más potentes que se conocen soluble en agua, pero que no está presente en el aceite obtenido por expresión.

El tártago en Fuerteventura suele ocupar terrenos de cultivos y eriales. También ocupa el matorral costero desértico, así como los cauces de barrancos de zonas medias y bajas,  vaguadas, cunetas, y suelos encharcados formando el Tartagueral.

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