El Conejo silvestre

El conejo silvestre que encontramos en Fuerteventura, y en todo el archipiélago canario, es el (Oryctolagus cuniculus).

Conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus)

Conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus)

El origen de la llegada de este lepárido africano a Canarias suscitó controversia entre los historiadores en relación a su presencia o no en la islas en la época prehispánica, siendo la versión más plausible que estos roedores fuesen traídos desde la península por los conquistadores.

Referencias Históricas:

Ya a finales del siglo XVI Torriani, dice refiriéndose a Lanzarote.

Esta isla posee abundancia de cabras, ovejas, cerdos, bueyes y camellos, e infinitas gallinas, conejos y pardelas.

Según los textos de fray Juan de Abreu Galindo, los conejos son llevados a La Gomera hacia 1535 por Sancho Barreda, por lo que no aparecía en la relación de animales y plantas que llevaba Colón en sus naves durante su segundo viaje a Las Américas, en 1493.

Más recientemente, el historiador Francisco Pérez Saavedra concluye que el conejo fue traído a las islas por los castellanos en los primeros años de la colonización (siglo XV):

Y tanto prosperaron que a los naturales de esta isla se les conozcan por el gentilicio de conejeros.

Refiriéndose a los habitantes de Lanzarote.

Una vez el conejo silvestre se acomodó a la geografía de Fuerteventura se convirtió en algunas épocas en una plaga, causando el deterioro de la flora autóctona y la merma de la producción agrícola, e incidiendo directamente en la desaparición de la vegetación y en la degradación florística de la isla. En las épocas de hambruna la caza del conejo representó un aporte esencial en la dieta de los majoreros.

En octubre de 1775, en los acuerdos del Cabildo de Fuerteventura, queda fijado el precio del conejo a tres cuartos de Real, convirtiéndose así en producto de venta a un precio fijo y estandarizado.

Se acuerda establecer los precios generales siguientes: una gallina, tres reales vellón; una polla, real y medio; un pollo de buen tamaño, seis cuartos; un capón, tres reales; un conejo, tres cuartos; par de huevos, un cuarto; par de palomas, seis cuartos; par de gangas, ocho cuartos; par de «alfaisanes», cuatro cuartos; una avutarda, tres reales; un pavo de año, diez reales…;

Conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus)

Conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus)

Los conejos son además de las especies llamadas “ingenieras”, es decir, que su actividad sobre el ecosistema es tan importante, que lo modelan e intervienen en casi todos los procesos que lo integran, su presencia es vital para el mantenimiento del medio.

En Fuerteventura existen varias Reservas de Caza del conejo situadas en Betancuria, Lajares, Tesjuate y Costa Calma, en estas reservas está prohibida la caza, pero al concluir la temporada cinegética se hacen sacas de conejos con los que después se repueblan las principales zonas de caza del territorio insular.

Para la captura de los conejos para las “sacas”, es fundamental la colaboración de los cazadores junto con sus perros podencos y sus hurones. Todos los conejos capturados son vacunados contra la neumonía hemorrágico-vírica, desparasitados, y se les coloca una chapa en la oreja con un número identificativo único e intransferible. Su control y seguimiento permite así conocer con detalle aspectos de sus poblaciones.

Paulino José García Alvarado ha sido el veterinario encargado de las repoblaciones o “sacas” de conejos en la isla de Fuerteventura desde el año 1997, tratando a más de 40.000 conejos para su repoblación.

Descripción y distribución del conejo silvestre.

Al igual que todos los lagomorfos, presenta potentes extremidades traseras adaptadas a la carrera, grandes pabellones auriculares, aunque menores que los de las liebres ( género Lepus) y con una coloración uniforme. Su pelaje muestra variaciones en tonalidades pardas y grisáceas, destacando claramente el blanco de la parte interna de la cola. Los adultos pesan entre 1,50 y 2,00 kg. El conejo es capaz de acomodar su dieta en función de la disponibilidad del alimento, siendo su dieta básicamente herbívora, compuesta de leguminosas y gramíneas vivaces de escasa talla y con tendencia a formar céspedes.

El conejo de monte está presente en una amplia variedad de biotopos, desde los malpaises hasta los jables, en estos últimos, el tipo de suelo le permite la construcción de madrigueras con gran facilidad. A esta especie le gustan los climas áridos y calurosos, pero no en exceso. Su período reproductivo depende de la calidad y abundancia del alimento, y por tanto de la temporada e intensidad de las lluvias. En el año 2014, un año de baja pluviometría en Fuerteventura, hubo una baja natalidad de conejos por lo que no se autorizó la caza de esta especie cinegética con el objetivo de garantizar futuras repoblaciones.

El Conejo silvestre está presente en toda Fuerteventura incluido el Islote de Lobos, en 1850, en el diccionario de Pascual Madoz comenta para el Islote de Lobos que:

La isleta sirve únicamente de ranchería de pescadores y para pastar algún ganado cabrío menor. Es muy árida y sólo produce matas y conejos

Receta de Conejo en Salmorejo de cocinapasion.me

Es cierto que un conejo de monte al ajillo, sin nada más que aceite y ajos, es el manjar más exquisito, o que un arroz necesita uno recién cazado para que sea realmente memorable, pero a falta de pan… El conejo de granja tiene también sus ventajas: nunca está duro, se cocina en muy poco tiempo y es una carne sin nada de grasa, y, en fin, con guisos un poco más condimentados también te chupas los dedos.

!El conejo en salmorejo consiste en someter a la carne a una maceración con ajos, laurel, guindilla, orégano, vinagre y vino, entre otros, un día antes de cocinarlo. Resulta muy sabroso, un poquito picante y al conejo de granja le va muy bien para darle un poco más de sabor, ya que éste tiene una carne más sosa que el de monte.

Acompañado de unas papas arrugás que le fueron muy bien. Sin más, preámbulos, a lo que íbamos….

Ingredientes (para 4 personas)
– Un conejo troceado en tajadas grandes Una rebanada de pan frito.
– 3 dientes de ajo.
– Laurel.
– Una guindilla.
– Un vaso pequeño de vino blanco.
– Un vaso pequeño de vinagre de Jerez 1 cucharada de pimentón dulce.
– 1 c/c de comino.
– 1 c/c de orégano.
– Agua.
– Sal.
– Aceite de oliva virgen extra.

Preparación:

  1. 1  Se sala el conejo ya troceado y se pone en un recipiente.
  2. 2  Se machacan o se pasan por la batidora la rebana de pan, los ajos, la guindilla, el pimentón, los cominos, el orégano. Se añade el vino y el vinagre y se echa sobre el conejo y se deja macerar al menos una noche, aunque mejor 24 horas.
  1. 3  Al día siguiente, se fríen las tajadas de conejo en una sartén con aceite de oliva y cuando están doradas se ponen en una cazuela junto con el adobo, un poco de agua para apenar cubrir el conejo y el laurel.
  2. 4  Se cuece todo a fuego lento hasta que el conejo esté bien tierno, aproximadamente 45 minutos, se rectifica de sal y listo.

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