El Efequén en Fuerteventura

Los efequenes en Fuerteventura

Efequén Barranco de La Torre - Antigua

Efequén Barranco de La Torre – Antigua

La vida inhóspita y en contacto con la naturaleza de los mahos en Fuerteventura, propició el culto a una divinidad superior a la que acudían para honrar a sus antepasados, realizar ofrendas, solicitar beneficios para su subsistencia… Esto hizo que sus habitantes construyeran sus templos de manera peculiar, circulares con el fin de establecer una separación entre el mundo terrenal y el divino. Estos templos, llamados efequenes, eran estructuras de piedra de varios metros de diámetro colacadas a modo de círculo u ovoide. Las piedras que forman el ovoide son grandes y no constituyen pared, por lo que están sueltas, generalmente, y hechas con una sola hilada de piedras hincadas.

El cronista del siglo XVI, Abreu Galindo los describía de la siguiente manera:

“Dos paredes concéntricas formando un doble recinto, cuya entrada principal era poco más ancha que los hogares ordinarios. Era en estos templos, situados en su mayoría sobre la cumbre de las montañas, donde ellos depositaban las ofrendas de mantequilla y libaciones hechas con leche de cabra en honor de una divinidad protectora a la cual enviaban sus oraciones elevando las manos hacia el cielo.”

Leonardo Torriani contaba así algunas de las celebraciones de cultos y rituales de los antiguos habitantes de Fuerteventura:

“Adoraban un ídolo de forma humana, pero no se sabe quién era. Lo tenían en una casa como templo, donde hacían congregación, la cual estaba rodeada por dos paredes, que entre sí formaban un pasillo, con dos pequeñas puertas, una fuera y la otra en medio; y allí, como en un laberinto, entraban a sacrificar leche y manteca”

Efequén Barranco del Rio Cabras - Puerto del Rosario

Efequén Barranco del Río Cabras – Puerto del Rosario

La forma circular de estas estructuras se ha considerado propia de una herencia norteafricana, ya que en toda Berbería los lugares sagrados o de sacrificio a cielo abierto se rodean de recintos circulares de piedra seca, con el fin de establecer una separación con el mundo profano, y entre sus posibles interpretaciones, cabría asociarlos con el culto a los antepasados.

El Efequén o Tagoror, además de utilizarse para las funciones religiosas, servía para las reuniones de los moradores del lugar, realizándose ritos y celebraciones comunitarias, ya fuesen de carácter social o religioso.

En cuanto a la etimología de la palabra efequén, esequen, efeguen, efeneque, fquen, las voces majoreras Fiquen o Fikem, “templo” (mal grafiado Fquen por Torriani), como en la variante de Abreu Galindo efequenes, parecen derivarse todas del líbico del siglo XI a.C. fadika o fedik, “templo”, de la inscripción del templo de Masinisa en Thugga.
Resulta curioso el número de lugares cuya toponimia deriva de la castellanización del vocablo efequén como Barranco de Esquinzo, Corral de Esquey, El Lesque, Esquén Blanco o Lomo Lesque.

Aunque no han llegado muchos de estos templos hasta nuestros días, algunos de los efequenes se mantuvieron en pie tras la llegada de los conquistadores.

En los antiguos protocolos de Fuerteventura se cuenta la venta de unas tierras en las que había un efequén:

306.- 1605-septiembre-16.- f274vto.

Venta que Salvador de Umpiérrez, v*”, hace al señor don Gonzalo de Saavedra, señor de las islas de Lanzarote y Fuerteventura, de una heredad y efequén que dicen de Simón de Morales, su abuelo, que hubo y heredó de su abuelo y de su madre Isabel Sánchez, difunta, con sus casas, corrales, majadas y piedras, por precio de 10 doblas.- Ts.- Juan Hanibal… (roto).

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