Sergio Perdomo: El legado de un maestro de la danza en Canarias

En la plaza que contempla el Palacio de Exposiciones y Congresos de Fuerteventura, se erige un monumento que no solo es un homenaje, sino un símbolo del legado de la danza en Canarias. En un pedestal se alza el busto de Sergio Perdomo, una figura emblemática cuyo arte y dedicación marcaron una era en la historia de la danza en estas islas.

El busto, una obra realista magistralmente esculpida por el artista Amancio González, no solo captura la imagen física de Sergio Perdomo, sino también su esencia, su pasión por la danza que lo llevó a convertirse en una figura destacada en el mundo artístico de Canarias.

Sergio Perdomo González, nacido en la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria el 26 de febrero de 1949, fue mucho más que un bailarín. Su brillante carrera abarcó facetas como coreógrafo, escenógrafo y diseñador, abriendo caminos para la danza contemporánea en la región. Graduado en Danza Clásica por la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Sevilla, y posteriormente formado en arquitectura efímera en la Escuela de Arte de Gran Canaria, Perdomo se destacó como un multifacético artista cuya pasión y dedicación resonaron en cada paso que dio.

Su llegada a Fuerteventura en agosto de 1981 marcó un punto de inflexión en la escena cultural de la isla. Animado por el Club de Leones y la entonces concejal de Cultura del Ayuntamiento de Puerto del Rosario, Mari Luz Saavedra, Perdomo comenzó a impartir clases de ballet en el colegio local, sembrando las semillas de su pasión por la danza en el corazón de Fuerteventura.

Poco después, fundó su propia escuela de danza y se embarcó en una misión de difusión cultural que lo llevó a recorrer toda la isla, compartiendo su conocimiento y amor por la danza contemporánea. Con el apoyo de figuras como Toño Patallo en la escenografía, Perdomo logró establecer el Ballet Contemporáneo de Fuerteventura, un grupo que no solo actuó en toda la isla, sino que también llevó su arte a escenarios nacionales e internacionales.

A pesar de los desafíos iniciales y las puertas cerradas, Perdomo perseveró, confiando en su visión y en el potencial de la juventud de Fuerteventura. Su trabajo incansable y su compromiso con la excelencia artística fueron recompensados con el éxito y el reconocimiento tanto a nivel local como internacional.

El Ballet Contemporáneo de Fuerteventura, bajo la dirección de Perdomo, no solo cautivó al público local, sino que también trascendió las fronteras insulares. Llevó la danza majorera a escenarios nacionales e internacionales. Actuaciones en el Teatro Pérez Galdós en Las Palmas, el Auditorio de Los Jameos del Agua en Lanzarote, en La Palma, el Hierro y Tenerife fueron la carta de presentación para giras europeas en París y Versalles, destacando el impacto duradero de su trabajo.

El regreso de Sergio Perdomo a Gran Canaria en 1997 no marcó el final de su legado, sino el comienzo de un nuevo capítulo en su vida profesional.

Como técnico cultural, diseñador y decorador en el Ayuntamiento de Santa Brigida, Perdomo continuó influenciando la escena artística de su tierra natal hasta su jubilación en 2014. Sin embargo, su impacto perdura en cada paso de ballet y en cada corazón inspirado por su arte.

La celebración del Festival de Danza Clásica Sergio Perdomo en Fuerteventura es solo una muestra del profundo respeto y admiración que la comunidad artística y cultural de las islas siente por este maestro de la danza. Su legado vive en cada movimiento, en cada nota de música, y en cada alma tocada por la belleza y la gracia de la danza.

Sergio Perdomo no solo enseñó a bailar, sino que enseñó a soñar, a crear y a creer en el poder transformador del arte. Su vida fue un baile eterno, una danza de pasión, dedicación y amor por su tierra y su arte. Y aunque ya no esté físicamente entre nosotros, su espíritu sigue danzando en cada rincón de Canarias, recordándonos que el verdadero arte trasciende el tiempo y el espacio.

Amancio González autor de la la escultura

Amancio González – Foto: Amancio.eu

Amancio González, escultor de formación autodidacta, vio la luz en el año 1965 en la pequeña localidad de Villahibiera de Rueda, en la provincia de León.

A los diecisiete años descubrió su innata pasión por el arte en la academia del renombrado pintor Alejandro Vargas. Su fervor creativo se manifestó plenamente en 1987, cuando presentó sus primeras obras escultóricas, marcando así el comienzo de una carrera prolífica y distintiva en el mundo del arte contemporáneo.

En el ámbito de las exposiciones, Amancio González ha dejado una huella significativa al participar en innumerables exposiciones colectivas, destacando en eventos internacionales de renombre como KUNSTRAI en Ámsterdam, LINEART en Gante y la Feria de Arte ESTAMPA en Madrid. Su presencia en galerías y museos de prestigio en ciudades como Madrid, Bruselas, Murcia, Alicante y León ha contribuido a consolidar su reputación como un escultor talentoso y reconocido.

Las exposiciones individuales de Amancio han llevado su arte a galerías destacadas en Madrid, Santander, Gijón, Alicante, Valladolid, Murcia y León, entre otras ciudades. Su capacidad para expresar la anatomía humana y su enfoque distintivo en la escultura contemporánea lo han distinguido en estos espacios dedicados a la presentación de su obra.

Además de su participación en simposios internacionales de escultura, contribuyendo con creatividad y destreza en eventos que abarcan desde Fuerteventura hasta Ucrania, Amancio González ha demostrado su compromiso con la escultura como medio artístico, revelando su disposición para colaborar en contextos globales.

La obra pública de Amancio González se extiende por toda España y el mundo, adornando plazas, parques y lugares emblemáticos con piezas en bronce, mármol, madera y acero inoxidable que exploran la conexión única y cautivadora entre el ser humano y su entorno.

Además de su destacada labor como escultor, Amancio ha participado en proyectos multidisciplinarios, como la colaboración en la escenografía de “La mujer de la arena” en el Centro Coreográfico de León en 2002. Entre sus logros se encuentran premios y becas, como la Beca “Antón” de ayuda a la creación escultórica en 1993.

La presencia de Amancio González en publicaciones y colaboraciones literarias evidencia su habilidad para fusionar la escultura con otras formas de expresión artística. Sus obras han sido recopiladas en libros que exploran la conexión entre la escultura y la poesía, demostrando su capacidad para trascender los límites artísticos convencionales.

Amancio es un artista versátil y comprometido, cuya obra ha trascendido fronteras e integrado colecciones y espacios culturales de renombre. Su incesante búsqueda de conocimiento lo presenta como un artista en permanente formación, que no renuncia a experimentar con nuevos materiales, considerando cada obra como un nuevo reto expresivo. Su capacidad para capturar la esencia humana y su exploración constante de nuevos materiales y formas lo convierten en un referente indiscutible en el ámbito de la escultura contemporánea.

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