
MIRADOR DE SICASUMBRE – AL FONDO MONTAÑA AREGUÍA
Uno de los enclaves con más encanto de Fuerteventura es, sin duda, el mirador astronómico de Sicasumbre, en el municipio de Pájara, al sur de la isla. El lugar es ideal para que, hasta aquí se acerquen tanto las personas aficionadas a la astronomía y astrofotografía como para las que les gusta disfrutar, en la mejor compañía, de un bello atardecer y de los paisajes que se levantan a sus pies.
Una de las elevaciones que más destaca en este singular paisaje, aparte de las montañas de Melindraga y Cardones, es la Montaña de Areguía, que se yergue casi solitaria, con sus 437 metros de altitud sobre el nivel del mar, entre los barrancos del Rincón y Las Hermosas. Se puede decir que aquí termina el Macizo montañoso de Betancuria, cuyo inicio se observa en el Barranco de los Molinos.
En la base de la Montaña de Areguía se encuentra Chilegua, un asentamiento que data de época prehispánica.
Los mahos eligieron este entorno para establecerse porque tenía cerca fuentes de agua, se ubica próximo al mar, y es un área fértil y rica para el pastoreo. De hecho, por la zona hay varios conjuntos arqueológicos muy interesantes. Uno de ellos, el que se localiza en la zona conocida como El Castillo, está formado por tres unidades. Una de estas estructuras es de piedra seca y aunque está muy derruida, su morfología recuerda a las gambuesas y podría relacionarse con el estabulamiento del ganado mayor. Doscientos metros hacia arriba se halla otra estructura cuadrangular que se encuentra, también, semiderruida y que se construyó en piedra seca. Uno de sus muros se prolonga varias decenas de metros loma arriba. En las cercanías se atisba un estanque elaborado con piedra y argamasa, tiene unos diez metros de largo por dos de profundidad. Su localización, en este lugar concreto, se debe probablemente al aprovechamiento del agua que surge de los nacientes, situados inmediatamente por encima, como son las fuentes de Virama y Areguía.

MONTAÑA AREGUÍA Y CHILEGUA
Muy cerca del Conjunto de Chilegua, en la ladera suroccidental de Montaña Cardón, se encuentra el Rincón o Corrales de las Hermosas, uno de los yacimientos menos conocidos y más espectaculares de Fuerteventura. Cuenta con varias decenas de estructuras de piedra en la que se pueden distinguir usos habitacionales, ganaderos y funerarios. Tiene una entidad suficientemente amplia como para ser considerado como un pequeño asentamiento, diferenciándolo de otros cercanos. Aunque muchas de estas construcciones han sido reutilizadas hasta hace poco destaca, entre todas ellas, una formada por varios habitáculos de planta de tendencia circular, unos adosados a otros, y construidos con piedras ciclópeas.
Desde el siglo XVIII Chilegua perteneció a los Coroneles de la Oliva. Pedro Manrique de Lara dejó en herencia a su hijo Juan, el cortijo de Chilegua que
“ocupa una superficie de 866 fanegadas. Contiene una casa principal y otra para medianeros, todas de planta baja”.
Dicha cortijada, quedó perfectamente reflejada en los dibujos del geólogo alemán Georg Hartung, durante el viaje que realizó a Fuerteventura a mediados del siglo XIX. Aquí también se alojó el viajero francés René Vernau durante unos días en su visita por Fuerteventura a finales de la misma centuria.

DIBUJO DE GEORG HARTUNG – SIGLO XIX
El pago de Chilegua tuvo que ser, desde antiguo, uno de los puntos de referencia de la isla, pues aparece en los planos de Fuerteventura levantados a partir de la segunda mitad del siglo XVIII. Quizás ello se deba a que el pago se encontrara muy cerca de Puerto Nuevo, y que, además, fuera un lugar para el aprovisionamiento de agua potable.

LA PRENSA 1913
En relación a la importancia del agua que rezuma de la montaña, en Chilegua, podemos destacar que, desde principios del siglo XX, se intentó explotar comercialmente por la “Sociedad La Antigua”.
En 1913, el diario republicano “La Prensa” se hizo eco de un proyecto en el que se pretendía perforar la zona de Chilegua y hacer pozos para extraer sus aguas subterráneas.
La Sociedad La Antigua, la misma que perforó la galería existente en el Santuario de la Virgen del Tanquito, elogió las aguas de Chilegua como “excelentes”, pues su dureza, medida en grados hidrotimétricos (miligramos de carbonato cálcico por litro de agua) era de 8, mucho menor que la del Tanquito que era de 12. Estas circunstancias hacían de Chilegua una zona ideal para realizar perforaciones.
La galería de Chiliegua se abandonó pronto. El mismo diario, La Prensa, en junio de 1926, comentó:
También en las montañas de la costa occidental y no lejos del istmo que aísla la península de Jandía, existe otro manantial de cierta importancia que riega las huertas de Chilegua, en otro tiempo florecientes y hoy casi abandonadas.
Sobre este último manantial se hicieron algunas investigaciones, una galería, sin éxito al parecer; por supuesto, emprendida sin estudio previo de la cuenca ni informe técnico alguno. (…) Todas estas aguas de manantiales, especialmente las de Chilegua, son excelentes y permiten toda clase de cultivos.
Actualmente Chilegua sigue haciendo honor a su fama, pues cuenta con tierras fértiles, que sus vecinos siguen trabajando, siempre bajo la atenta mirada de la montaña de Areguía,