La isla de Fuerteventura, con su paisaje desértico y sus playas interminables, es hogar de rincones paradisíacos que a menudo pasan desapercibidos.
Playa Gaviotas es uno de esos tesoros ocultos que merecen ser descubiertos.
Esta playa está enclavada en el turístico pueblo de Morro Jable, municipio de Pájara. Esta pequeña playa situada entre la Playa de Piedras Caídas y la Playa Solana del Matorral se alza como un refugio tranquilo entre la bulliciosa oferta costera, donde el tiempo parece detenerse entre la arena y las vistas panorámicas al océano Atlántico.
La Playa de Las Gaviotas no solo ofrece un respiro de las multitudes, sino que también cautiva con sus arenas doradas y sus aguas tranquilas y cristalinas.
El tono del agua se despliega en una paleta de matices turquesas y esmeraldas, creando un espectáculo visual que invita a sumergirse en su serenidad. En esta playa se permite el nudismo, brindando a los visitantes una experiencia de total libertad y contacto directo con la naturaleza.
A diferencia de algunas playas de Fuerteventura que son propensas a vientos fuertes, Las Gaviotas disfruta de una relativa calma. Esta placidez se debe a la protección proporcionada por escarpes naturales que abrazan la cala, creando un ambiente más apacible y favorable para aquellos que buscan un día de playa sin el desafío constante del viento.
Llegar a esta joya natural es tan sencillo como apreciar su belleza. El acceso en vehículo es directo, siguiendo la pequeña carretera a la izquierda de la escultura “Caminos”, también conocida como “los niños de la rotonda”, que se erige como un símbolo distintivo a la entrada del pintoresco pueblo de Morro Jable.
La verdadera joya de Las Gaviotas se encuentra bajo la superficie del agua. Las aguas cercanas a esta playa son ricas en nutrientes y albergan una impresionante diversidad de vida marina. Para los amantes del buceo, este rincón se convierte en un paraíso submarino. A poca distancia de la playa, se encuentran dos lugares de renombre para el buceo: el Veril Grande y el Veril Chico.
El Veril de Jandía está dominado por esponjas, hidroideos, briozoos, algas calcáreas y cianofitas, que presentan una diversidad sorprendente de invertebrados y algas. El Veril de Jandía actúa como un arrecife en medio de la arena. Atrae y concentra peces pelágicos pequeños y grandes, creando un ecosistema dinámico.
El Veril Grande
El Veril Grande es una imponente pared de piedra cuya parte superior se sumerge a unos 20 metros de profundidad, descendiendo verticalmente hasta alcanzar los 40 metros. Este enclave esconde tesoros marinos como sargos, morenas negras, chuchos y angelotes, entre otras especies. Cerca del veril, se pueden admirar también anguilas jardineras, y en ocasiones afortunadas, majestuosos pelágicos como el tiburón ballena o las mantas diablo.
La entrada a esta experiencia submarina se realiza por barco, a unos 200 metros de la costa. Dependiendo del nivel y la experiencia de los buceadores, se pueden realizar diferentes tipos de inmersiones, explorando la imponente pared o adentrándose en las cautivadoras cuevas que la conforman. La transparencia del agua y la blancura de la arena convierten al Veril Grande en un entorno luminoso, permitiendo a los buceadores disfrutar en una sola inmersión de una asombrosa diversidad de especies submarinas.
El Veril Grande se destaca como un lugar idóneo para buceadores novatos y experimentados. Aquellos que se aventuran por primera vez en sus aguas encontrarán un entorno acuático amigable y accesible, mientras que los más experimentados pueden sumergirse en las profundidades de la pared y explorar sus secretos escondidos. Las opciones son variadas, desde admirar la vida marina que se congrega alrededor de la pared hasta aventurarse en las intrincadas cuevas que añaden un toque de misterio a la inmersión.
La diversidad de especies submarinas que pueblan el Veril Grande crea un espectáculo submarino en constante cambio. La presencia de peces variados, la gracia de las morenas, la majestuosidad de los chuchos y la elegancia de los angelotes dan vida a un escenario submarino vibrante. Además, la posibilidad de encontrarse con gigantes como el tiburón ballena o las mantas diablo añade un elemento de emoción a cada inmersión.
El Veril Chico
A la par del imponente Veril Grande, el Veril Chico se presenta como un tesoro submarino, similar en estructura pero distinto en su propia esencia. Este enclave invita a los submarinistas a sumergirse a lo largo de una vasta pared rocosa, ofreciendo una inmersión más íntima y tranquila debido a su menor extensión. Aquí, el tiempo se dilata, brindando la oportunidad de explorar con detenimiento cada grieta y cornisa que adorna esta maravilla submarina.
La riqueza de vida acuática que alberga el Veril Chico lo convierte en un hogar particularmente fascinante para la fauna marina. La proximidad constante de submarinistas ha acostumbrado a los habitantes submarinos, permitiendo a los buceadores aproximarse a grandes meros y abades con relativa facilidad. Además de estas imponentes criaturas, las grietas del veril sirven de refugio a especies más tímidas, como el cantarero, la brota o el pez sapo, creando un ecosistema submarino diverso y vibrante.
La distribución uniforme de la fauna en el Veril Chico ofrece la posibilidad de encontrarse con bancos de peces que danzan entre las grietas de la pared rocosa. Este fenómeno convierte a esta inmersión en una de las experiencias más enriquecedoras en términos de vida marina en toda la isla de Fuerteventura.
Sumergirse en las aguas del Veril Chico es sumergirse en un santuario submarino lleno de vida y color. Cada grieta esconde secretos, cada rincón alberga sorpresas y cada instante bajo el agua ofrece la oportunidad de presenciar la asombrosa biodiversidad que este lugar tiene para ofrecer. Ya sea para los amantes de la fotografía submarina, los exploradores curiosos o simplemente aquellos que buscan un encuentro íntimo con la vida marina, el Veril Chico emerge como un destino imprescindible para los entusiastas del buceo en Fuerteventura.
Oh, discovering Playa Gaviotas in Fuerteventura for the first time was an absolute delight! The pristine white sand stretching along the coastline, paired with the crystal-clear turquoise waters, created a mesmerizing and tranquil oasis. The gentle waves lapping at the shore and the warm, golden sunshine made it the perfect spot to relax and soak in the natural beauty. The stunning landscape, with its rugged cliffs and the endless expanse of the Atlantic Ocean, provided a breathtaking backdrop. I couldn’t help but marvel at the raw beauty of Playa Gaviotas – a true gem on this captivating island!