VANESA DE LOS CARDOS

VANESA DE LOS CARDOS
VANESA DE LOS CARDOS

Que los cálidos aires africanos transporten semillas, pólenes y polvo en suspensión, lo hemos aprendido en Fuerteventura desde bien temprano. Aquí, cada vez que llega la calima hace de las suyas, en personas alérgicas o en las que tienen algún tipo de dificultad respiratoria. Sin embargo, imaginarnos que estos mismos vientos son capaces de trasladar millones de mariposas durante miles de kilómetros, ya nos cuesta un poco más.

En Fuerteventura, vayas donde vayas, entre finales de septiembre y el ocaso del mes de octubre, podrás observar revoloteando, de forma rápida y errática, grandes colonias de mariposas. Estas son de mediano tamaño, de unos 5 – 6 centímetros y tienen una amplia gama de colores en cuerpo y alas. Naranja intenso, ocres, beige, negros, manchas blancas y varios tonos de marrón caracterizan a estas mariposas conocidas como vanesa de los cardos.

Hace ya tiempo que las vanesas de los cardos se establecieron, de manera permanente, en Fuerteventura, y por ello pasan desapercibidas durante buena parte del año. Pero, cuando llega el otoño nos sorprende ver como estas mariposas locales se suman a sus congéneres, que se cuentan por miles, y que iniciaron su migración en Europa. La mariposa cardera terminará su carrera de relevos en el África tropical, después de haber cruzado el Mediterráneo y el desierto del Sáhara.

El fascinante viaje intergeneracional de la vanesa de los cardos.

VANESA DE LOS CARDOS
VANESA DE LOS CARDOS

La vanesa de los cardos (Vanessa cardui) es una de las pocas mariposas migradoras europeas y la única que completa un ciclo entre Europa y África.

Las mariposas adultas de la vanesa de los cardos depositan sus huevos en las hojas de los cardos, malvas, ortigas, etc… Los huevos tienen el tamaño de una cabeza de alfiler. Son de color verde pálido y presentan entre 12 y 14 surcos longitudinales. El período de incubación es de 3 a 5 días.

Cuando eclosiona el huevo, sale una pequeña oruga que come continuamente durante 5 a 10 días. Su cuerpo es de color morado o negro, tiene largas espinas en cada segmento que tienden a ser amarillentas, con rayas verdes y puntos blancos grandes. La oruga puede medir hasta 3 centímetros de largo y suele construir un capullo bien sedoso. Cuando la oruga ha crecido hasta el tamaño adecuado, se convierte en una crisálida. Se cuelga boca abajo de una hoja o rama y se une con una sola cuerda de seda. A partir de este capullo se formará la mariposa adulta, que saldrá entre el séptimo y el décimo día.

En un momento dado de finales de agosto, millones de vanesa de los cardos “sienten” que las condiciones meteorológicas, donde habitan, pronto cambiarán: hará más frío, lloverá, etc., y eso, no es bueno para que su prole se desarrolle en óptimas condiciones. Es el momento de migrar. Levantan el vuelo hasta las capas más altas de la atmósfera. Allí se dejan llevar por las corrientes de aires procedentes de África. Comienza así un fascinante viaje de más de 10.000 kilómetros que no terminaran ellas, sino sus generaciones futuras.

Uno de los motivos de por qué estos ninfálidos emigran es, precisamente, el de encontrar las mejores condiciones ambientales para criar una nueva generación de vanesa de los cardos. Los inmaduros (huevos, orugas y crisálidas) son fases clave del ciclo vital de las mariposas, y puesto que, estos no pueden esquivar las condiciones meteorológicas adversas, son las mariposas adultas las que tendrán que buscar incansablemente los mejores hábitats para sus sucesoras.

Lo más curioso de esta migración es la de ser una carrera de relevos intergeneracional. Las mariposas que levantaron el vuelo a finales de verano, en el norte de Escandinavia, serán las bisabuelas o tatarabuelas de las que llegarán, entre diciembre y febrero, a las latitudes ecuatoriales de las tierras altas de Kenia o Camerún. En primavera, otra remesa de mariposas carderas, harán el camino inverso.

VANESA DE LOS CARDOS
VANESA DE LOS CARDOS

Una vez que las vanesa de los cardos llegan a un lugar óptimo para reproducirse lo hace a la desesperada. Podemos ver como la mayoría de estas mariposas, a pesar de estar exhaustas y con las alas rotas, siguen teniendo una actividad frenética. Lo hacen tanto para buscar alimento como para procrear, y depositar sus huevos, que en unos pocos días eclosionarán. La próxima generación seguirá con su migración intergeneracional. 

Cada ciclo vital (huevo, larva, crisálida y adulto) dura unos dos meses, y cada generación completa un ciclo entre dos localidades diferentes situadas entre Europa y África. Nacerán a cientos, o incluso, a miles de kilómetros de donde morirán. De modo que, esta sorprendente y espectacular carrera de relevos la realizan unas seis generaciones. El rango migratorio anual que recorren las sucesivas generaciones puede llegar a los 15.000 km.

A pesar de los adelantos tecnológicos y del seguimiento satélite de la migración de la vanesa de los cardos, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Los científicos, a día de hoy, no han encontrado respuesta a preguntas como ¿Por qué inician cada migración? o ¿Cómo saben que han llegado a cada destino?.

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