VALLE DE FIMAPAIRE

Calderetilla de Fimapaire- Morro Grande y al fondo Escanfraga

Calderetilla de Fimapaire- Morro Grande y al fondo Escanfraga

En el municipio de La Oliva, se encuentra el Valle de Fimapaire, una llanura algo escondida, encajonada entre dos lomos paralelos, uno de 4 kilómetros formado por Morro Grande, la degollada del Sargento Pérez y Morro del Puerco. El otro lomo tiene una longitud de 3 kilómetros y está constituido por la Montaña del Frontón, Morro de Ozonoche, el morro del Medio y Morro del Cabo.

En el comienzo del valle se encuentra la Calderetilla de Fimapaire, un cono volcánico que obstruye el valle y que envió sus lavas hacia el mar.

Hoy en día Fimapaire es una zona casi despoblada y poco transitada. Aquí podemos ver importantes comunidades de aves esteparias, como las gangas ortegas y avutardas. La cabecera del valle guarda en sus malpaises señales y recuerdos de una vida llena de actividad desde época prehispánica. En el valle se encuentra un antiguo poblado maho, que dispone de un gran número de construcciones de piedra seca de tipo circular y oval, murallas, corrales para la estabulación del ganado, cercados para la siembra de cereales…

Las construcciones se levantaron adaptándolas a las irregularidades del terreno, las de tendencia oval tuvieron unahttps://fuerteventuraenimagenes.com/la-ceramica-en-fuerteventura/ funcionalidad primordialmente ganadera.

También existen otras estructuras habitacionales adosadas entre sí. Son de tendencia circular y abovedada, alguna de ellas está adintelada, y servían de nexo de unión entre varias habitáculos y el recinto común.

Las estructuras del poblado de Fimapaire fueron utilizadas a partir del siglo XV, con fines agrícolas y ganaderas, destruyendo, desde entonces, gran parte de las evidencias culturales de los aborígenes de este lugar.

Tanto en la pista de tierra que va desde La Oliva a La Caldereta, y que atraviesa el valle de Fimapaire, como en el Morro del Cabo y Las Casas del Cantil se encuentran grabados rupestres de tipología fundamentalmente geométrica y de juegos.

Poblado aborigen del Valle de Fimapaire

Poblado aborigen del Valle de Fimapaire

En cuanto a los juegos que realizaban los mahos, el investigador Espinel Cejas reseña que en el poblado de Fimapaire se practicaba un tipo de damas, donde cada jugador utilizaba cuarenta fichas. Estas damas se siguen jugando a día de hoy en las tribus moras de la Traab el bidaan, territorio que abarca el Sur marroquí, Sáhara occidental, Mauritania, suroeste argelino y noroeste de Mali.

Este llano fue elegido por los mahos como campamento estable, no solo por estar alejado de la costa y escondido de los posibles enemigos, sino también, porque este es un lugar donde se acumulan una buena cantidad de aguas subterráneas y de lluvia.

En el poblado de Fimapaire se han encontrado elementos arqueológicos de superficie, como cerámicas decoradas, utensilios líticos, múltiples concheros con restos óseos y malacológicos.

Tras la conquista, el Maestre de Campo Luis Sánchez de Jerez fue uno de los primeros dueños de las laderas y llanos de Fimapaire. A Luis Sánchez de Jerez le entregaron estas tierras por su importante labor en la conquista de la isla de la Madera, y por las continuas incursiones a la costa africana, en la segunda mitad del siglo XVI. Desde entonces estas tierras han ido pasando de mano en mano entre los señores de la isla.

En cuanto al topónimo Fimapaire, Fimbapare, o Fimbapaire, se pueden dan varios orígenes. Por un lado en el libro Estudio de la antigua lengua de las Islas Canarias, se da como origen las palabras aborígenes “paya, faya, fayra”, y transcrita erróneamente por los escribanos y copistas. En Fuerteventura fayra significaría ‘piedra redonda’, y sería la posible ascendencia de los topónimos Tumbapaire, y Finvapaire.

Otros investigadores sin embargo ponen como germen del topónimo, una posible anécdota con la expresión «firma paire» firma padre.

Darse un paseo por Fimapaire nos dará una idea más cercana de las duras condiciones de vida que soportaron los mahos y todos los que llegaron tras la conquista.

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