Quizás por el título de este artículo, pienses que vamos a hablar sobre el Castillo de Lara, que se encuentra dentro del Parque Rural de Betancuria. Sin embargo, contaremos la historia de otro castillo, la fortaleza diseñada por Leonardo Torriani a finales del siglo XVI, para defender Betancuria de los ataques de piratas y corsarios.
Fortificaciones en Fuerteventura en el siglo XV:
La conquista de Fuerteventura por parte de los franco-normandos Jean Béthencourt y Gadifer de la Salle, se materializó en octubre de 1404, con la rendición de los reyes mahos Guise y Ayose.
Se cuenta en el “Le Canarien”, las crónicas de la conquista, que al poco de la toma de Fuerteventura, se comenzó a proteger la isla con diversas defensas.
Y después empezaron a fortificarse, para tener el país en sujeción, y también porque se les había dado a entender que el rey de Fez quiere armar contra ellos y dice que todas estas islas le deben pertenecer a él, mejor que a cualquier otro”.(…)
Empezó a fortificarse e hizo una torre a dos leguas de allí, en una hermosa región abierta, cerca de un bosque de un río de agua corriente, que se llama la torre de Valta[rajal].
A principios del siglo XV se erigieron otros bastiones, conocidos actualmente como “Castillos Betancurianos”, que eran: el Castillo de Lara, el Castillo de Riche-Roche, y el situado en el Barranco de La Torre.
Algunos de estos baluartes es posible que se levantaran sobre edificaciones aborígenes.
En el siglo XV, se eligió la zona de Betancuria como centro neurálgico de la isla, y así fue durante bastante tiempo. Poco a poco se fueron asentando, a ambos lados del barranco, colonos europeos, esclavos aborígenes, y los mahos que se unieron a la nueva cultura. A finales del siglo XVI Betancuria contaba con unas 150 viviendas.
Leonardo Torriani levantó, en 1592, un plano del “Valle de Santa María de Betancor”, en el que se aprecian varios detalles muy significativos de Betancuria.
Uno de ellos es, según Torriani:
Esta villa está situada en un valle estrecho que, cuando llueve, se halla atravesado por un pequeño río. Tiene 150 casas, fabricadas rústicamente y sin orden.
La mayoría de estas casas cuentan con tejado a dos aguas cubierto con teja árabe.
Otros detalles que dibujó con bastante precisión fueron la iglesia de Santa María de Betancuria, el convento franciscano de San Buenventura, y una casa de planta octogonal, que bien puede ser la Torre de Valtarajal.
Esta torre poligonal, de tres plantas de alzada, refuerzos en las esquinas y saeteras, recuerda a los baluartes defensivos levantados en Europa a finales del siglo XIV.
Pero en el mapa de Torriani hay algo que todavía llama poderosamente más la atención, y es que, en su parte superior, se puede ver una espectacular fortaleza renacentista, de planta cuadrada, con grandes bastiones en las esquinas, en forma de punta de flecha.
Este baluarte, que estaría situado en lo alto del Llano de Santa Catalina, parece más bien una miniatura de la fortaleza que construyeron los españoles, en la ciudad italiana de L’Aquila, al principio del siglo XVI.
Al ver el mapa de Torriani, casi dan ganas de salir corriendo y buscar los cimientos del castillo de Betancuria. Sin embargo, al leer la cartela de la izquierda, nos damos cuenta de que fue una de las ideas aportadas por Torriani para defender la costa.
e disegnata la fortezza che mi parve convenize per difesa et ritouro di mille anime che sin tutto pres haciere per diverse parti di tutta l’Isola.
Allí está diseñada la fortaleza que me parece conveniente para defender y abrigar mil almas, que es cuanto puede haber en todos los diversos lugares de la isla.
Fuerteventura no contó con ninguna fortificación, que defendiera la costa de los ataques de piratas y corsarios berberiscos, hasta el siglo XVIII. Esta falta de defensas hizo muy vulnerable la isla. Cualquier barco enemigo, que pasara por el litoral majorero, podía entrar, desembarcar, y atacar a la Villa sin mucha dificultad. Los únicos puntos de la isla con un poco de vigilancia estaban en las zonas de Pozo Negro, Peña Horadada, Corralejo y El Cotillo.
El Castillo diseñado por Leonardo Torriani sería de planta cuadrada, sus lados medirían, cada uno, unos 75 metros aproximadamente. Tendría baluartes defensivos sobre los “flancos reales”, y aunque, estos resultaran demasiado largos y los ángulos que forman entre ellos, muy agudos, bastaría para defender la Villa. El bastión estaría acondicionado para artillería pequeña como falconetes y arcabuces de mano.
Torriani puntualizó que la fortaleza de Betancuria no necesitaría terraplenos, ni murallas muy gruesas, pues debido a la orografía de la isla y al lugar donde se asienta la Villa, sería muy difícil para el enemigo llevar la artillería gruesa hasta allí.
Las ideas de Torriani quedaron en saco roto. Si le hubieran hecho caso seguro que se habría podido parar el ataque del Arráez Xabán, de 1593, que arrasó Betancuria y gran parte de la isla, así como otros muchos que llegaron más tarde. El Castillo que Torriani pensó edificar en Betancuria dominaría gran parte de la costa Oeste, y los barrancos adyacentes al pueblo. Para que nos hagamos una idea, tendría una visión parecida a la que se puede contemplar desde el Mirador de Guise y Ayose, e incluso a la de Morrovelosa.
Bibliografia principal:
- Fuerteventura a través de la cartografía [1507 – 1899] Autor: Juan Tous Meliá