Ruta senderista Tefía-Tetir

Un viaje histórico entre ermitas

VISTA DEL VALLE DE TETIR DESDE MORRO DE FACAY
VISTA DEL VALLE DE TETIR DESDE MORRO DE FACAY

Fuerteventura, la segunda isla más grande de las Canarias, es conocida por su paisaje volcánico, sus playas doradas y los vientos que que esculpen esta tierra. Entre sus muchas maravillas naturales, el senderismo se presenta como una forma única de sumergirse en la rica historia y la belleza del terreno. Una de las rutas más fascinantes que podemos hacer cerca de la capital majorera es la que conecta las ermitas de San Agustín en Tefía y San Andrés en Tetir, una variación del sendero PR FV-15 que sigue caminos históricos transitados por los habitantes de la isla a lo largo de los siglos.

Iniciando la Aventura en la Ermita de San Agustín

El punto de partida es la Ermita de San Agustín en Tefía. Rodeado de historia y renovado a lo largo de los años, este sitio ofrece un vistazo a la arquitectura y la vida de la época.

La construcción inicial de la ermita de San Agustín se inicia en el siglo XVII. Al igual que otras ermitas en la isla, la financiación provenía de la contribución desinteresada de los vecinos. El 19 de marzo de 1714 marcó un hito importante con la bendición del templo bajo la advocación de San Agustín, consolidando su estatus como un lugar de culto arraigado en la historia de Tefía.

La ermita presenta una arquitectura encantadora, destacando elementos que han resistido el paso de los siglos. La nave principal, con su cubierta a dos aguas y tejas, constituye la parte más antigua del templo. El presbiterio, diferenciado en altura, exhibe una cubierta a base de segmentos de adobe que se unen en el centro, culminando en un chapitel con una pequeña cruz de madera.

La fachada, con claras influencias mudéjares, es un testimonio visual de la riqueza arquitectónica de la ermita. Una puerta enmarcada en un alfiz de cantería da la bienvenida, mientras una espadaña en la parte superior izquierda añade un toque distintivo. La barbacana, con sus puertas adinteladas y portada principal en cantería, revela una cuidadosa atención al detalle en su construcción.

Desde la ermita los senderistas se sumergen en un camino de tierra que se dirige hacia las montañas, dejando atrás el templo de Tefía.

Durante los primeros kilómetros, atravesarás las lindes de fincas agropecuarias, donde se pueden descubrir petrograbados en los muros que cuentan historias del pasado. Estos grabados, que incluyen tableros de juegos como dameros de cedrés y chasconas, ofrecen una visión de las actividades cotidianas de antiguas comunidades aborígenes. Los muros, construidos con materiales cercanos, podrían incluso tener raíces en hábitats aborígenes cercanos.

CAMINO A LA DEGOLLADA DE FACAY
CAMINO A LA DEGOLLADA DE FACAY

El sendero se estrecha y se vuelve más empinado, guiando tus pasos hacia la Degollada de Facay. Pasado el primer kilómetro y medio, la senda se adentra más en la naturaleza, ofreciendo un cambio en el paisaje y el terreno. La vegetación se compone principalmente de verodes, tabaibas salvajes y aulagas.

En este tramo ascendente de aproximadamente 2 kilómetros, las vistas de la Montaña de Facay y el pueblo de Tefía se convierten en una recompensa para el esfuerzo.

El entorno agreste es el hábitat perfecto para las rapaces más emblemáticas de Fuerteventura, como el guirre, el cernícalo vulgar y el ratonero común. Al caer la tarde, es común avistar el murciélago de borde claro, añadiendo un toque misterioso a la experiencia.

Un merecido descanso en la Degollada de Facay

DEGOLLADA DE FACAY
DEGOLLADA DE FACAY

La degollada se presenta como un lugar ideal para descansar, recargar energías y sumergirse en datos históricos. Desde este punto, se divisan las dos vertientes de la cadena montañosa, con la Vega de Tetir al este y terrenos más áridos al oeste. Este lugar fue significativo en la época aborigen, conservando nombres como Facay y la fuente “Iján”.

La parada en la Degollada de Facay no solo ofrece un descanso físico, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la importancia histórica de la zona. El nombre mismo, Facay o Afacay, alude a algún personaje importante que vivió en el lugar antes de la conquista franco-normanda. La continuidad del topónimo a lo largo de los siglos revela la arraigada conexión cultural de esta región con su pasado.

También se preserva el nombre de una de las hijas de Facay, “Iján”, en la denominación de la fuente cercana de la que se abastecía la familia. Estos detalles históricos, mezclados con la imponente belleza natural, ofrecen a los senderistas una experiencia única que combina lo arqueológico con lo escénico.

Iniciando el descenso a la Vega de Tetir

Descendiendo hacia la fértil Vega de Tetir, el sendero atraviesa suavemente el valle, ofreciendo vistas panorámicas de las estribaciones del sistema de cuchillos central. En poco más de 40 minutos desde la Degollada de Facay, llegarás a las faldas de la montaña de San Andrés, donde se encuentra la ermita homónima. 

La Vega de Tetir se revela como una tierra fértil, salpicada de gavias, nateros y cultivos. El sendero que conduce a la ermita de San Andrés serpentea a través de este paisaje, ofreciendo una vista continua de las cimas más importantes, como el Pico de La Fortaleza, Morro de La Galera, Morro de La Atalaya y Morro de Las Piteras.

Fin del trayecto: Ermita de San Andrés

La ermita de San Andrés, aunque reconstruida hace pocas décadas, no debe eclipsar su importancia histórica. Originalmente erigida en 1652, este sitio ha sido testigo de eventos significativos a lo largo de los siglos. Cada 30 de noviembre, miles de romeros se congregan en la ermita, acompañando al santo en procesión por las calles de Tetir hasta la plaza de Juan Rodríguez y González.

Enclavada en el Valle de La Sargenta, la Ermita de San Andrés en Tetir emerge como un venerado símbolo de devoción y arraigo histórico. Su historia se remonta al siglo XVII, cuando el deseo de honrar a San Andrés como patrono de agricultores y portador de la lluvia dio lugar a la construcción del templo original entre 1650 y 1652. Esta ermita desapreció a mediados del siglo XVIII.

La ermita actual de San Andrés .

Don Juan Berriel Jordán, consciente de la importancia de preservar la tradición y el legado religioso, donó las tierras a la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán el 30 de noviembre de 1989 para que se pudiera levantar un nuevo santuario bajo la advocación de San Andrés.

Descarga el mapa de la ruta PR FV 15.1: TEFÍA – VALLE DE TETIR

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