Ruta: La Matilla – Vallebrón

Fuerteventura, famosa por sus singulares escenarios volcánicos y sus extensas playas, también alberga rutas senderistas fascinantes que muestran la rica biodiversidad de la isla. Una de esas joyas es la ruta que conecta las localidades de La Matilla y Vallebrón, un antiguo sendero que ha sido testigo del caminar de generaciones a lo largo del tiempo.

Esta ruta, con apenas 6 kilómetros de longitud, se erige como una conexión fundamental para comprender la intrahistoria de Fuerteventura. En tiempos pasados, cuando no existían carreteras ni asfalto, este camino era la vía más rápida y directa para ir entre estas dos localidades, en contraste con otras opciones que requerían horas de un tortuoso recorrido.

Inicio de la ruta: La Matilla

La Matilla desde la Muda

El punto de partida de esta inmersiva travesía es la pintoresca localidad de La Matilla, perteneciente al municipio de Puerto del Rosario y ubicada en las faldas de la imponente Montaña de la Muda. 

Aunque es posible acceder en vehículo hasta las cercanías del observatorio militar situado en el pico de la Muda, los amantes de la naturaleza y la historia optarán por comenzar el recorrido desde la Ermita de Nuestra Señora del Socorro de La Matilla.

Desde el principio de esta ruta podrás conocer tesoros históricos, elementos etnográficos y patrimoniales que de otro modo pasarían desapercibidos. 

En el corazón del pueblo de La Matilla, destaca la majestuosa presencia de la Ermita de Nuestra Señora del Socorro, un enclave ideal para estacionar tu vehículo antes de emprender la ruta.

 Ermita de Nuestra Señora del Socorro
Ermita de Nuestra Señora del Socorro

Si tienes la oportunidad, no dejes de explorar este santuario lleno de historia y espiritualidad.

 Ermita de Nuestra Señora del Socorro

Esta joya arquitectónica, un templo de una sola nave con una cubierta de tejas a tres aguas, fue erigida a principios del siglo XVIII por los vecinos de La Matilla.

Inicialmente, la nave se construyó sin sacristía ni campanario, pero con el tiempo se agregaron elementos como el calvario frente a la ermita, sacristías y el campanario.


La Ermita de Nuestra Señora del Socorro
La Ermita de Nuestra Señora del Socorro

 La sacristía, en el lado sur, se construyó entre 1782 y 1792. A partir de 1805, se inició una ampliación en la cabecera del templo que no se completó. En la actualidad se pueden ver los restos de la capilla mayor proyectada. 

El edificio contaba con dos sacristías: una de ellas fue reconstruida en 1829, y la otra abandonada debido al deterioro .

En la actualidad, la ermita tiene una planta rectangular, techo a tres aguas y una sacristía adosada al muro de la epístola con techo plano. La fachada principal, orientada al poniente, presenta una puerta de acceso en arco de medio punto. La espadaña, con una inscripción de 1902, se encuentra en la parte central superior de la fachada y está rematada por una cruz de madera.

Ermita de Nuestra Señora del Socorro
Ermita de Nuestra Señora del Socorro

La ermita de Nuestra Señora del Socorro fue inicialmente parte del Curato de La Oliva, pero en 1792, el Obispo Tavira la agregó al curato de Tetir debido a la menor distancia con el pago de La Matilla.

Durante la visita pastoral, el Obispo Tavira notó que la ermita tenía más vestimentas litúrgicas que muchas otras en la isla, gracias a las generosas limosnas de la comunidad.

Los inventarios de la ermita destacan la presencia de cuadros, láminas y objetos donados por la comunidad a lo largo de los años. 

En 1993, la Ermita de Nuestra Señora del Socorro fue declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento.

Desde la Ermita de Nuestra Señora del Socorro, el siguiente paso de la ruta nos conduce hacia la carretera principal, la Fv-10, que debemos cruzar. Iniciamos el recorrido desde La Vega Nueva hacia la imponente Montaña de la Muda. Para facilitar tu orientación, aquí te proporcionamos el enlace a la calle que debes seguir. Carr. La Matilla el Time

A medida que ascendemos por la estrecha y serpenteante carretera, se revela ante nosotros una vista panorámica de una aldea dedicada principalmente al sector primario. La agricultura y la ganadería caprina han sido los pilares fundamentales de La Matilla desde el siglo XVI, y esta ruta ofrece una oportunidad única para apreciar la conexión profunda entre la comunidad y sus raíces agrícolas.

A la margen derecha de la carretera que sube hacia la Muda, surge un “taro“, una estructura de planta circular que no supera los 3,5 metros de altura, con una única puerta y sin ventanas.

Taros en Fuerteventura
Taros de la Matilla

Este intrigante edificio se presenta como un testigo silencioso de la arquitectura tradicional de la isla, sus formas simples evocando la esencia de tiempos pasados.

¿Qué son los taros?

Los taros son estructuras de construcción típicamente circulares y de forma troncocónica, aunque también se erigieron taros con planta cuadrada. Su propósito principal era el tratamiento y conservación de quesos. Los taros circulares tenían un diámetro que oscilaba entre 3 y 5 metros, con alturas de 3 a 6 metros, dependiendo de si tenían una o dos plantas.

Taro de la Matilla

Para acceder a la segunda planta, en los casos en que existía, se utilizaba una escalera de piedra adosada al exterior de la torre. La planta baja se destinaba a quesería y almacén de herramientas.

Para la construcción de estos elementos agrícolas-pastoriles se empleaba materiales locales, extraídos del entorno circundante, logrando así una integración máxima en el paisaje rural.

La piedra, el barro y la cal son elementos clave en la composición de los taros. Las paredes, construidas con piedras, se revestían con una mezcla de “tegue” o barro entremezclado con paja, y luego se encalaban. La techumbre se confeccionaba con mojinete y la cubierta se realizaba con torta.

Los taros más pequeños disponían de una sola abertura, generalmente una puerta orientada al sur para protegerse del viento predominante y permitir la entrada de luz al interior. En cambio, los taros de mayores dimensiones presentaban aberturas exteriores en forma de saeteras para favorecer la circulación del aire.

Antiguo taro de Guisguey
Antiguo taro de Guisguey

Estos taros eran de uso familiar, aunque hubo casos de taros comunitarios, la propiedad siempre correspondía a una única familia. En la sociedad majorera de tiempos pasados, la acumulación de varias viviendas no era común, pero la adquisición de taros se consideraba una inversión sólida. Debido a las demandas de la época, aquellos que compraban un taro podían fácilmente alquilarlo, recuperando así la inversión en un corto periodo de tiempo.

Continuando un poco más allá del enigmático “taro”, nos encontramos con una serie de maretas, siendo la más destacada la denominada “mareta del pueblo”. Las maretas son ingeniosas adaptaciones   artificiales de pequeñas depresiones naturales que retienen el agua de lluvia. Este método ancestral de recolección de agua a través de maretas es uno de los sistemas más antiguos de almacenamiento de agua en la isla.

Estas maretas no solo son testigos de la antigua tecnología hidráulica de Fuerteventura, sino que también añaden un toque especial al paisaje, revelando cómo la isla ha enfrentado históricamente el desafío de la escasez de agua.

Tras aproximadamente dos kilómetros de sendero y al ascender unos 200 metros, llegamos al primer cartel de la Red de Senderos de Fuerteventura. Estos letreros proporcionan valiosa orientación, señalizando La Matilla y Tefía en una dirección, y Vallebrón y Tindaya en la contraria. Esta bifurcación marcada destaca la versatilidad de la ruta, brindando opciones para aquellos que desean explorar más allá de La Matilla y sumergirse en otros rincones emblemáticos de la isla.

Iniciamos la siguiente etapa de nuestro recorrido tomando el sendero que nos guía hacia Vallebrón, serpentenando la ladera sureste de la imponente Montaña de la Muda. A medida que avanzamos, el valle y el barranco de Valhondo se despliegan majestuosamente a nuestra derecha, creando una panorámica que combina la aridez característica de la región con la belleza natural única de Fuerteventura.

A pesar de la escasa pluviometría en esta zona, el valle y barranco de Valhondo actúan como recolectores inesperadamente eficientes de agua. La Montaña de la Muda, al encajonar las nubes, permite que la tierra extraiga la humedad, convirtiéndose en un recurso vital para los habitantes locales. Desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad, los habitantes de Fuerteventura han demostrado una notable inventiva para aprovechar estas aguas filtradas y superficiales arrastradas por las escorrentías. A lo largo de la Montaña de la Muda, se encuentran dispersos una docena de pozos, dos de los cuales podremos admirar durante nuestra travesía.

La Degollada del Renegado, un enclave estratégico a lo largo de la ruta, ofrece un merecido alto en el camino. Desde aquí, la vista se expande, revelando la fascinante formación en cuchillos de Vallebrón hacia el este y el norte, mientras que hacia el oeste se divisa buena parte del municipio de Puerto del Rosario. Este punto panorámico no solo ofrece una oportunidad para apreciar la belleza del paisaje, sino que también conecta la Montaña de la Muda con Morros Altos y el Pico de Don David.

Vista de Vallebrón

A lo largo de esta dorsal, es común encontrar vestigios de la cultura maho, manifestados en petrograbados, restos cerámicos e incluso construcciones que sirvieron como refugio. La riqueza cultural de este tramo de la ruta resalta la antigüedad y la relevancia histórica de la región.

Descendemos desde la Degollada del Renegado por una cómoda y estrecha vereda que nos acerca, en aproximadamente 30 minutos, hasta la carretera Fv-103, cerca de Vallebrón. Este tramo final de nuestro viaje revela no solo la destreza de quienes diseñaron la ruta, sino también la transición fluida entre la majestuosidad natural y la rica herencia cultural de Fuerteventura.

Flora y fauna a lo largo del recorrido La Matilla – Vallebrón

Sumergirse en la naturaleza de Fuerteventura a lo largo de la ruta desde La Matilla hasta Vallebrón es adentrarse en un mundo donde la biodiversidad se manifiesta en una impresionante variedad de especies vegetales y animales. A lo largo de este fascinante recorrido, encontrarás altabacas,  tabaibasaulagas, espinos de mar, verodes, tasaigos, joraos, y turmeros entre otras especies autóctonas. Sin embargo, son los singulares acebuches bonsái los que capturan la atención como la vegetación más intrigante de la región.

Estos acebuches, a pesar de ser de la variedad común, destacan por su pequeño porte, una peculiaridad originada por el pastoreo de las cabras que ha limitado su crecimiento.

Acebuches en la Ruta- La Matilla - Vallebrón
Acebuches en la Ruta- La Matilla – Vallebrón

Encontrarás ejemplares longevos que apenas superan los 50 centímetros de altura, testigos vivientes de la interacción única entre la flora y la fauna local a lo largo de los años.

La ruta también es un deleite para los amantes de las aves, ya que la región alberga una variedad impresionante de especies. Durante tu caminata, podrás ver aves como la calandria canaria, la bisbita caminero, el alcaraván, la ganga ortega, corredor, perdiz moruna, avutarda, tabobo y el herrerillo. Revoloteando por la zona se avistan, además, cernícalosaguilillasguirres, y los omnipresentes cuervos.

La excursión que te proponemos hoy es parte del sendero PR FV 9:Tindaya – Vallebrón – Tefía

Descarga la ruta en:

 Ruta en GPX
 Ruta en Google Earth

Ruta en pdf.

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