Montaña de Tindaya La montaña sagrada de los majoreros

La Montaña Sagrada de Tindaya.

Tindaya
Tindaya

Mucho se ha escrito sobre la Montaña de Tindaya, por lo que creemos que será difícil resumir en un post lo más representativo, llamativo y característico de la Montaña de Las Brujas.

Morfológicamente Tindaya es un pitón traquítico de forma piramidal, con algo más de 400 metros de altura, que se yergue solitaria en los llanos de Esquinzo, al noroeste de Fuerteventura, y que se encuentra al norte del pueblo del mismo nombre.

La Montaña de Tindaya tiene una edad estimada de 18,7 millones de años, y fue una de las primeras formaciones que afloraron en Fuerteventura, en el gran edificio del escudo de Tetir. Este escudo volcánico se formó gracias a la fuerte erosión a lo largo de millones de años, que hizo que desaparecieran las rocas basálticas que lo formaban, y de esta manera afloraron las rocas cuarzo-traquíticas que son más resistentes a la erosión.

La base de la pirámide rocosa se encuentra salpicada de pequeñas canteras de extracción de roca que, a día de hoy, se encuentran inactivas, y que fueron explotadas por las empresas: Compañía Artesanal de Canterías de Arucas SL y Cabo Verde SA.

Las rocas extraídas de las canteras, tienen un alto valor ornamental. Son de color rosado, con unos círculos de Liesegang, que son unas cintas o anillos concéntricos en tonos rojos, ocres y negros que “adornan” la roca. Este tipo de traquita veteada se da también en el entorno del Roque del Moro en Cofete.

A nivel florístico, tanto la montaña de Tindaya como su entorno tienen una amplia representación de especies endémicas de Canarias, como la cuernúael Jorao, Helianthemum tymiphyllum. La gran biodiversidad de plantas que se encuentran en esta zona se debe a que, tanto la altura como la orientación de la montaña de Tindaya, facilitan la condensación de la humedad de los alisios, favoreciendo así el asentamiento de comunidades propias de ambientes más termófilos.

Entre la fauna de la zona destacan por el mayor número de especies, las aves, entre las que podemos encontrar: el alcaraván, la avutarda hubara, la terrera marismeña, el corredor sahariano, bisbita caminerocamachuelo trompetero, la perdiz moruna… Todas estas especies habitan en las laderas del espacio protegido de La Montaña de Tindaya. En las zonas más escarpadas encontramos: la Aguililla o Ratonero, el cernícalo común, el cuervo  canario y el guirre majorero.

Pero sobretodo la Montaña de Tindaya es conocida por ser una zona de alto valor arqueológico, lugar de ritos mágicos religiosos, y que han quedado en la tradición oral de Fuerteventura. En las inmediaciones de Tindaya se encuentra la Cueva del Bailadero de Las Brujas, donde la tradición señala que mujeres y hombres iban a realizar juegos, o la Cueva del Bailadero de Los Pastores, a la que acudían las niñas y niños del pueblo a aprender a bailar.

La Montaña sagrada de Tindaya es conocida también por albergar en su cima gran cantidad de podomorfos, descubiertos  en los años 70 del siglo XX .

Los podomorfos son grabados rupestres en forma de pies, que fueron realizados por los antiguos pobladores de las islas y que mantienen un cierto paralelismo con las culturas del norte de África.

Podomorfo Tindaya
Podomorfo Tindaya

Los podomorfos se han realizado por la técnica denominada “picado por percusión”, mediante la cual se obtiene un surco irregular que oscila entre unos pocos milímetros y los dos centímetros. Estos grabados rupestres siguen un patrón no aleatorio de orientación que podría esconder una justificación a la vez arqueoastronómica (el ocaso solar del solsticio de invierno y su siguiente luna nueva, los lunasticios mayor y menor, y el ocaso de la luna llena siguiente al solsticio de verano, así como fenómenos celestes asociados) y arqueotopográfica (orientación al Teide y Gran Canaria).

Dentro de los últimos estudios llevados a cabo sobre los podomorfos, existe una línea de investigación en la que se relaciona las posiciones de las tres pirámides de Guiza, en Egipto, con las tres “pirámides naturales”: Tindaya, Montaña Quemada y Montañeta de Tefia. Por todas ellas pasa el paralelo del trópico del lunasticio (la parada mayor de la luna llena más cercana al día del solsticio de invierno), épocas donde se realizaban rituales mágicos.

Los grabados rupestres se localizan alrededor de la cima de la montaña entre la cota de 300 metros y la cúspide. Según el inventario realizado por los expertos, en la montaña hay 111 grabados que contienen un total de 244 podomorfos y ocho incisiones en forma de líneas, concentrados alrededor de la cima, excepto dos grabados situados en la dorsal de la ladera sur de Tindaya.

La arqueóloga Mª Antonia Perera Betancort en su ensayo “Reflexiones sobre una montaña agredida”, nos cuenta sobre los podomorfos.

“Los grabados de pies sirven para sacralizar los espacios, de tal forma que lo sagrado no son los grabados, sino el espacio. En este caso, la Montaña de Tindaya, sin dejar de ser montaña se convierte en el símbolo de lo sagrado. Como centro sagrado en él se pueden llevar a cabo determinados actos: lugar donde se ofrecen sacrificios a las divinidades para purificar; se imparte justicia bajo intervención divina; lugar donde se sellan pactos sagrados de alianzas. Las siluetas pueden ser las huellas de los dioses o del dios supremo, o bien resultan de llevar a cabo un ritual de cura, donde la persona enferma se graba los pies durante el proceso de sanación.”

Desde hace unos años La Montaña Sagrada de Tindaya ha tomado una gran relevancia internacional, no por sus valores, naturales, arqueológicos o etnográficos, sino por pretender ser escenario para la obra póstuma del escultor Eduardo Chillida.

Tindaya desde el Barranco de Esquinzo
Tindaya desde el Barranco de Esquinzo

Este espacio ha sido incluido en la Red Canaria de ENP, como Monumento Natural de Montaña Tindaya y, a su vez, es considerado como ASE.

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4 comentarios

  1. Anton Hosinsky

    Fantástico artículo. Pero cuando se nombra la cueva del Bailadero de Los Pastores, ¿existe realmente alguna evidencia de que fue un lugar donde iban los jóvenes a aprender a bailar? El topónimo “bailadero” se encuentra en varios lugares de Canarias y no tiene nada que ver con el vocablo “bailar” sino “balar”. Los bailaderos eran lugares donde los pastores prehispánicos, en época de sequía, solían reunir a todo el ganado, separando las cabritas de las madres. Tantos las unas como las otras se ponían muy nerviosas y empezaban a balar desesperadamente. La idea era de crear un estruendo tan fuerte que fuera capaz de atravesar la barrera entre el mundo físico y el espiritual para llamar la atención a las divinidades y pedirles ayuda.

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