La ardilla moruna en Fuerteventura

La ardilla moruna (Atlantoxerus getulus)

La ardilla moruna (Atlantoxerus getulus)

La ardilla moruna es un roedor procedente del norte de Africa, muy similar a otras ardillas de suelo. Esta ardilla terrestre tiene el cuerpo cubierto de pelo corto y una poblada cola, que están recorridos longitudinalmente por cuatro bandas de color pardo-oscuro y dos blancas. La cabeza es de color pardo-rojiza con el hocico oscuro y las orejas pequeñas.

Los machos son algo mayores que las hembras. Las hembras presentan cuatro pares de mamas que se reparten desde la zona genital hasta cubrir las tres cuartas partes de la distancia entre las extremidades.

Las ardillas morunas son animales gregarios que viven en colonias, donde aparentemente, existe una estructura social definida. Se estima una población aproximada de 1.0000.000 de individuos en Canarias, donde más del 99 % de la población está en Fuerteventura.

¿Cómo llegaron las ardillas a Fuerteventura?

Las ardillas morunas llegaron a Fuerteventura en la primavera de 1965, a manos de un vecino de Gran Tarajal, quien trajo una pareja de la excolonia española de Sidi Ifni. 

¿Por qué hay tantas ardillas en Fuerteventura?

El desafortunado escape de una de las ardillas, y posterior liberación otra, fueron el inicio de la gran colonia de la isla. Tres años más tarde, éstas se habían multiplicado y ocupaban una ladera cercana, junto al Barranco del Aceituno, siendo una de las atracciones de los vecinos de las poblaciones cercanas, quienes les daban de comer.

Entre 1974 y 1975 la población de ardillas de la isla continuó creciendo como consecuencia del desplazamiento de ejemplares. Se sabe que en la Rosa de Catalina García (Tuineje) se liberaron ardillas tras la mordedura de estas a su dueño, y que en Vallebrón (La Oliva). También se liberaron ardillas tras la disconformidad de una madre de tener a estos animales en su casa como mascotas.

Entre 1996 y 1998 se capturaron 15 individuos en la isla de Gran Canaria, fruto de liberaciones accidentales e introducciones voluntarias, aunque no se puede afirmar que se hayan establecido poblaciones silvestres en dicha isla. En 2006 se capturaron tres individuos de una pequeña población aparecida en la Isla de Lanzarote. Ahora todos los esfuerzos se centran en impedir que esta plaga se extienda al resto del archipiélago.

En Fuerteventura la ardilla moruna ocupa todos los hábitats de la isla, estando presente desde altitudes a nivel del mar hasta las zonas más altas  y siendo sólo significativamente menos abundante en las áreas ocupadas por jable (grandes extensiones formadas por arenas de origen orgánico). Es más abundante en zonas con presencia de estructuras que les sirvan de refugios como muros y acúmulos de piedra, terrenos horadados, etc, independientemente del tipo de hábitat. No obstante, las zonas cercanas a cultivos, los barrancos y las áreas de malpaís  suelen ser más favorables para la especie.

La ardilla moruna es una especie omnívora, que depreda tanto vegetales como moluscos terrestres y huevos de pequeñas aves.

Entre los cultivos, come los frutos de numerosas especies de frutales como los higos y almendras, así como otros cultivos de cereales y leguminosas. Entre los vegetales consumidos figuran el cosco,  la barrilla, el tabaco moro, la Salsola vermiculata, Emex spinosa, Scilla, Asphodelus, Launaea, la tabaiba, entre otros. De los frutos utilizados, tanto de plantas nativas como introducidas, es un importante dispersor del espino marino,  del tasaigoAsparagus y del tuno indio

La mayor parte de los depredadores naturales de la isla han incorporado esta especie a su dieta, como los Felis cactus, aguililla, cernícalo y cuervo canario y en menor medida muy esporádica el guirre.

La actividad reproductora se inicia en febrero con los primeros juegos sexuales, que tras una gestación de 15-20 días nacen  entre cuatro y nueve crías. A las cinco o seis semanas comienzan a salir del nido y a las siete dejan de ser amamantadas, aunque siguen utilizando la madriguera. Entre marzo y abril se observan los primeros jóvenes. Entre mayo y junio, del 15 al 30% de las hembras que ya han parido tienen una segunda camada. Generalmente, los últimos juveniles se observan en julio y agosto.

No se aconseja dar de comer a estos roedores ya que estas ardillas son transmisoras de enfermedades mediante, amebas altamente patógenas para los humanos, así como bacterias contagiosas para animales silvestres y el hombre. Además de ser portadora de un virus recurrente, tipo hispano-africano, transmisible al hombre, el tifus murino, el Kala-azar  o a la leismaniasis cutánea. Puede llegar a provocar la muerte por septicemia global, como consecuencia de su mordedura.

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