Ermita de San José de Tesejerague
Ermita de San José de Tesejerague
El origen del pueblo de Tesejerague se debió, probablemente, a la existencia de suelos fértiles que propiciaron la ocupación de esta zona por los labradores y cabreros.
Tesejerague hasta el siglo XVIII pertenecía a la jurisdicción de la Ayuda de Parroquia de Pájara, siendo el último pueblo hacia el sur de la isla, porque en la Península de Jandía no había habitantes por aquella época.
La Ermita de San José, la encontramos en el actual centro del pueblo de Tesejerague, en el fondo de un pequeño valle y protegida por las lomas que la rodean. Esta situación protegida es una característica poco usual en otras ermitas de la isla que se construyeron en la misma época, en las que la ubicación más habitual era un emplazamiento elevado, con el objeto de que fuesen visibles desde cualquier punto del pueblo y sus alrededores.
En la actualidad rodeando a la ermita encontramos edificaciones como el centro cultural, el polideportivo y la escuela; también el parque infantil y un nuevo merendero que cuenta con mesas y sillas en zonas de sombra y que además está provisto de fogones para barbacoas.
La ermita de San José de Tesejerague se construyó, a principios del siglo XVIII, por mediación y dotación de los vecinos al igual que la mayoría de las ermitas de las pequeñas aldeas que salpicaban la isla.
A mediados del siglo XVIII el obispo Juan Francisco Guillén, en su visita por la isla, mandó que se compusiese y retejase porque estaba muy deteriorada aunque solo llevaba construida unos pocos años. También ordenó que se ampliase para que cupiese todo el pueblo.
La ermita es de planta única cubierta a tres aguas y teja. Tiene dos puertas, ambas enmarcadas en cantería clara y rematadas en arco de medio punto, una de ellas se abre hacia la mitad del muro de la epístola, y la principal a los pies del templo.
La sacristía está adosada en el muro derecho, está cubierta a cuatro aguas y teja. En la parte superior derecha de la fachada se encuentra la espadaña, más moderna y en forma de templete.
Tiene un pequeño calvario, de grada circular realizada en mampostería, situado ante la fachada principal, sobre el muro exterior, pintado de blanco y rematado con una cruz de madera. Todo el conjunto de ermita y sacristía están rodeados por un muro de reciente construcción.
En el interior:
La ermita se cubre con un artesonado de madera con cuatro tirantes simples. En la cubierta, simulando separar el espacio de la capilla mayor del resto de la nave, se dispone un arco de madera en forma trilobulada.
Lo más destacable de esta ermita es el retablo del siglo XVIII, construido en madera, que se encuentra en la cabecera del templo y, cuyas características lo sitúan dentro del barroco temprano canario de gusto rococó chinesco. Contiene tres hornacinas, una en cada calle, con dos cuerpos y un remate. En el cuerpo superior de las calles laterales se sitúan dos representaciones: «El Sueño de San José» y «La Anunciación». En el centro del remate se sitúa una representación del Espíritu Santo con tres querubines en la parte inferior. El retablo se encuentra policromado, combinando colores rojos con azules, utilizando además oro fino y bruñido para combinar con esta paleta.
En cuanto a la distribución iconográfica, la hornacina central está ocupada por una imagen de San José, que es una talla de bulto redondo realizada en madera policromada y dorada. A las dos laterales de la hornacina encontramos la Inmaculada Concepción y el Sagrado Corazón.
El púlpito del Siglo XVIII, está realizado en madera de tea y policromado con motivos florales de clara influencia “chinesca”.
Las andas están realizadas en madera con motivos vegetales.
Las fiestas en honor a San José se celebran el primer domingo de Agosto. Tras la solemne función religiosa el Santo es llevado a hombros por la calle principal acompañado por el pueblo y por agrupaciones folklóricas que le honran con sus cantos y bailes.
Ermita de San José de Tesejerague se declaró Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento el 18 de diciembre de 2007
