El Escán

El Escán (Ramalina bourgeana)

Escán (Ramalina bourgeana)

El escán, escane o ajicán es un liquen que crece a escasa altitud y cerca de la costa, en las zonas de malpaís y en las rocas silíceas o volcánicas expuestas al sol. Puede aparecer tanto sobre antiguas coladas como en paredes que dan al norte e incluso sobre árboles como higueras y morales, a los que asfixia porque acaba cubriendo todas sus ramas. En Fuerteventura existen grandes extensiones de ajicán en el Monumento Natural del Malpaís de la Arena. 

Este liquen fue muy usado antaño para la elaboración de tintes naturales, gracias a la presencia de ácido salazínico y ácido bourgeánico. Incluso hubo intentos de exportar cantidades considerables de escán en los siglos XVIII y XIX,  pero su escaso valor económico  hizo que la idea se abandonase.

Según Pascual Madoz,  en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar,  en La Oliva, Tostón y Tuineje se produce jicanejo en cantidades considerables en el siglo XIX.

La flor de piedra como se llama en otras islas se caracteriza por tener un talo fruticuloso de color verde amarillento, que cuando se seca pasa a una tonalidad de amarillo anaranjado.
El escán es un liquen de la familia de las ramalináceas que está formado por grupos de lacinias erectas, rígidas y reticuladas, escasamente ramificadas, cuyo tamaño oscila entre los 0,5 cm y los 14 cm de longitud, pudiendo alcanzar varios centímetros de ancho, a modo de “hojuelas” irregulares anchas y recurvadas también coriácea.
Se fijan a la roca formando un haz denso. La base de las lacinias suele estar oscurecida, como manchada. La superficie es estriada, parcial o totalmente reticulada, con crestas y agrietamientos.

Para teñir las prendas de cuero con el escán se seguía un proceso muy sencillo, que además de para coger color servía para que el cuero se suavizara, además la cualidad aromática de estos líquenes hacen eliminar los malos olores de las pieles de cabra. Se preparaba un recipiente con una capacidad  suficiente en el que se vertía el agua necesaria, y en que se echaban unos buenos puñados de escán, más o menos cantidad según la intensidad del color que se quisiera obtener. En este recipiente se metía a continuación el cuero que se iba a teñir y se dejaba en remojo unos cuantos días a temperatura normal con una piedra encima para que quedara bien hundido.

El contenido se debía remover al menos un par de veces al día para que el efecto del teñido fuera lo más uniforme posible. Una vez cogido el color se escurría el cuero. Cuando se trataban sacos de cuero  como zurrones o genas de los que se usaban para guardar las piezas que se pescaban, se rellenaban de paja para que se ensancharan y cogieran forma, una vez teñidos, y se ponían luego a secar en un lugar sombreado. El color que resultaba de teñir con este liquen era ocre rosáceo.

Otros nombres: Escán, escane, ajicán, flor de risco, ajicán, agicán, ahicanejo, alicán, alicaneja, escán, escar, jaicán, jicán, jicanejo.

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