CORRALES DE JANEY

CORRALES DE JANEY

CORRALES DE JANEY

A tan solo dos kilómetros y medio de la betancuriense Playa del Junquillo, encontramos los Corrales de Janey, una de las estructuras ganaderas más impresionantes de Fuerteventura.

Los Corrales de Janey se encuentran en la cabecera del barranco homónimo. Este sector está dominado por un relieve de áreas alomadas, donde se suceden montículos de pendientes suaves, con otros de pendientes muy acentuadas.

La vegetación por estos lares es muy escasa. Lo más destacable son los tarajales, aulagas, barrilla, tabaco moro, brusquilla, y tabaibas, encontrándose muy cerca una de las comunidades de tabaiba dulce más interesantes de la isla.

La importancia de la zona radica, más bien, en su fauna,  que se concentra en el entorno de una costa formada por acantilados. Aquí nidifican pardelas, y rapaces como el halcón de Berbería, que se alimenta de palomas bravías, que también nidifican en el entorno.

Los Corrales de Janey pertenecen a los bienes comunales del municipio de Betancuria, más concretamente a la finca rústica conocida como “Las Galgas, Barranco de la Peña y Ajaneis”, que tiene una extensión de algo más de 3.029 hectáreas.

Las tierras mancomunadas nacieron cuando los señores,  nobles o reyes, concedían a los nuevos colonos de una zona, las tierras alejadas de los núcleos poblacionales. Las asignaciones se hacían a una comunidad o colectivo, sin individualización, surgiendo así la “comunidad vecinal” que tendría personalidad propia frente al Señor. Estas mancomunidades dieron origen, posteriormente, a los concejos vecinales, asambleas concejiles, y municipios, que administraban los bienes, compuestos por montes, dehesas, pastos, fuentes, etc, y que estaban “en mano común” según las costumbres de cada lugar.

CORRALES DE JANEY- BETANCURIA

CORRALES DE JANEY- BETANCURIA

En Fuerteventura las áreas comunales estuvieron dedicadas desde sus inicios al pastoreo, ocupando tras la conquista gran parte de la isla y fueron mermando con el  paso del tiempo.

Estas áreas estuvieron desde el siglo XV en las tierras próximas a la costa, donde la salinidad del ambiente hacía imposible el cultivo del cereal. A pesar de la tradición ganadera de la isla, desde la época de los mahos, no es hasta el 5 de Abril de 1873, cuando se inscriben los bienes comunales de Betancuria. El motivo principal para no haberlo hecho antes, era que la isla pertenecía a los Señoríos. Fue con la abolición de estos privilegios en 1811 cuando se comenzaron a conformar los municipios independientes. Anteriormente a esa fecha, los Señores de la isla concedían “mercedes” sobre las tierras de cultivo, a los nuevos colonos, mermando cada vez más el bien comunal ganadero en detrimento de las nuevas tierras de labor.

El enclave de Janey aparece en el siglo XVII como Dehesa de Ajane, en las demandas que hizo el presbítero Morales contra los ganaderos declarando que los animales entraban en sus tierras. Mientras que los ganaderos sostenían, que era Morales el que había ampliado las rayas de la capellanía creada por Juan Henríquez de Vera.

Después de estos litigios, se puede decir que la vida jurídica y administrativa de la Dehesa de Janey ha sido tranquila, desde siempre sus usos y aprovechamientos han estado relacionados con el pastoreo, y la extracción de leña por el vecindario.

También de Janey se extrajeron areniscas y sillares de toba roja, para las obras de remodelación del cenobio franciscano de san Diego, situado en Betancuria.

CHOZAS - CORRALES DE JANEY- FUERTEVENTURA

CHOZAS – CORRALES DE JANEY- FUERTEVENTURA

En 1974 se nombra un comisionado y tres suplentes para solucionar los problemas que se presentan en la costa y que afectan a los ganaderos. En 1976 se acuerda que se realicen apañadas en la Dehesa de los Bienes Comunales de Betancuria. Se señala además que se realicen apañadas, ordenándose que las crías llamadas “guaniles” sean recogidas y vendidas en subasta pública, designándose nuevo comisionado por el Valle de Santa Inés. Es a partir de esos años cuando se vuelven a levantar los nuevos corrales de Janey, de los que hoy podemos disfrutar.

Las gambuesas o Corrales de Janey son el punto final de las apañadas que se hacen en el Valle de Santa Inés, cuyo recorrido comienza en Torrecilla Grande. El día de la apañada, después de que el comisionado haya distribuido el trabajo a las personas que participan en ella, los ganaderos bajan tocando las cabras y sus crías, encauzando el ganado a las gambuesas o corrales de Janey. Como norma general los ganaderos veteranos cogen las zonas más bajas, los jóvenes la media ladera y los riscos, mientras que las mujeres van por los filos.

Los corrales de Janey es un conjunto formado por tres recintos de piedra seca, utilizados para introducir al ganado, y tres chozas, que se usan para guardar los aperos y todo lo necesario para las apañadas.

El recinto más grande de los tres, es de planta oval, mide unos 32 metros de largo por 24 metros de ancho. Está dividido en varias partes, utilizando para ello palets, y cercas de hierros y alambres. Tiene adosado otro recinto de tendencia rectangular, y sus medidas aproximadas son de 16 x 10 metros. Por encima de este se sitúa uno de las chozas.

Un poco más arriba, se encuentra un pequeño recinto ganadero de tendencia circular, que tiene unos 8 metros de diámetro. Las otras dos chozas quedan por encima de este corral.

Para concluir contar que en el barranco de Janey se asentaron los mahos, antes de la llegada de los conquistadores a Fuerteventura. Muy cerca de los Corrales  de Janey se encuentran restos arqueológicos, y grabados aborígenes, de los que hablaremos otro día.

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