Casa Swanston

A muy pocos metros de la Fuente de la Explanada, en la calle Ruiz de Alda, se alza uno de los inmuebles históricos más reseñables de Puerto del Rosario, la conocida como “Casa Swanston”.

El edificio, de una planta, fue levantado por Diego Swanston, en la antigua Calle del Puente. 

En 1837 las autoridades municipales cedieron a Diego Swanston un pequeño terreno, en la desembocadura del Barranco del Pilón, cerca del embarcadero, para que levantara y abriera allí una sede de su compañía. Tan cerca estaba la casa del embarcadero que los días de temporal las olas llegaban hasta las mismas puertas de la calle. 

¿Quién fue Diego Swanston?

Diego Swanston fue uno de los comerciantes más distinguidos que tuvo Puerto Cabras durante la primera mitad del siglo XIX. Era hijo de Pedro Swanston y de Elena Miller. 

Seguro que os suena el apellido de la madre. Efectivamente, Diego Swanston era primo de Tomás Miller, otro de los grandes comerciantes extranjeros que recalaron en Fuerteventura. De hecho ambas familias  formaron un tándem perfecto en el comercio de las islas. Fundaron la empresa “Diego Swanston y Cía” dedicada a la importación de toda clase de mercancías y la exportación de barrilla, granos y vinos.

La barrilla y la cochinilla, que se embarcaba en Fuerteventura, les llegaba a los Swanston de la mano del comerciante tinerfeño Ramón Páez, residente en Puerto Cabras. Diego Swanston y Ramón Páez fundaron otra sociedad de importación y exportación de productos. Cada uno de ellos aportó 75.000 reales de vellón.

Durante varios lustros, la empresa comercial más poderosa de las Islas Orientales llevaría el apellido Swanston. Trató con los mayores empresarios extranjeros llegados a Canarias, y operó en los puertos  más importantes del mundo, entre ellos el de Santa Cruz de Tenerife, Funchal, Cádiz, Marsella, Londres, Hamburgo, Boston, Arrecife, etc.

Las casas comerciales Swanston funcionarían también como pequeños establecimientos bancarios. En 1845, con el fin de recaudar fondos para erigir la nueva Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, se propuso imponer un “impuesto” de 4 maravedís sobre libra de cochinilla y quintal de barrilla exportados desde Puerto Cabras. Los depositarios de dichos fondos sería en la casa de Diego Swanston y Cia.

La caída del precio de la barrilla y la cochinilla, a finales del siglo XIX, obligó a los Swanston a cerrar su almacén.

En 1891 el ayuntamiento capitalino alquiló el inmueble, e instaló allí la casa consistorial, que estuvo en el edificio hasta 1914.

La casa Swanston contó con la visita de personas ilustres en el tiempo que fue sede del ayuntamiento. Entre ellas destacamos la de Alfonso XIII, primer monarca en pisar tierras majoreras. Arrió al muelle de Puerto Cabras en la mañana del 5 de abril de 1906, y en la antigua Casa Swanston el rey descansó y se tomó un pequeño refrigerio que se había preparado en su honor. 

El edificio Swanston acogió en marzo de 1913 el primer Cabildo.

Los primeros Swanston en Fuerteventura

Aunque los Swanston establecieron sus residencias en Gran Canaria, el primer Swanston que llegó a nuestro archipiélago no lo hizo voluntariamente. Su arribada a Canarias está envuelta en una nebulosa un tanto confusa. Según algunos historiadores James Swanston fue dejado en el muelle de Puerto Cabras. Según otros relatos llegó a Tenerife.

Os contamos su historia:

En 1812, el joven de apenas 14 años de edad James Swanston dejó su Escocia natal para dirigirse al Caribe en busca de una vida mejor. Su intención era unirse a su hermano Thomas y otros familiares asentados en la ciudad americana de Saint Kitts, sin embargo, esos anhelos fueron truncados. El 26 de agosto de 1812 el bergantín británico Concord, en el que viajaba, sufrió un ataque corsario.

Entre Tenerife y Fuerteventura el navío se vio sorprendido por el corsario francés John Ordronaux que capitaneaba el barco Marengo. Despojaron a la tripulación y pasajeros de todo lo que llevaban. Algunos saltaron por la borda, teniendo que llegar a nado hasta las costas majoreras, (para unos), a las playas de Tenerife para otros.

En el barco abordado también viajaba Francisco Rosalie Gourié David, que, más tarde, se convertiría en otro de los mayores empresarios de Canarias. 

Socorridos en Fuerteventura, cada uno marchó a una isla distinta. Mientras que Swanston viajó a las Palmas, Gourié decidió marchar a Tenerife, pues allí estaba una representación del Real Consulado.

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