APACHETAS O CAIRN

APACHETAS – CAIRN – MONTÍCULOS DE PIEDRA

APACHETA FARO DEL COTILLO

APACHETA FARO DEL COTILLO

Una de las cosas más sorprendentes que vemos cuando recorremos la geografía majorera, son esos montículos de piedra en equilibrio que se alzan sobre el suelo. Estas estructuras de piedra tienen varias denominaciones, pero las más conocidas quizás sean las de apachetas o apachitas, nombres de origen quechua, y que significaría algo así como “Altar en los caminos, cerro para el calvario”. Otro nombre para estos apiñamientos de piedras sería Cairn, que es de origen gaélico escocés.

La tradición de hacer pilas de piedra no es nada nuevo, de hecho es tan antiguo como la historia del hombre. Se extiende desde Asía hasta América y desde Escandinavia hasta el Polo Sur.

Estas construcciones tan arcaicas han servido al hombre para diferentes usos. Ya sea tanto con una finalidad funcional: para la delimitación del territorio, demarcación de caminos…, como religiosa, indicando lugares de culto, enterramientos, puntos de observación astronómica, etc…  El mero hecho de amontonar unas piedras sobre otras es, en cierta manera, una forma de sacralizar el espacio, en el que se hacen ofrendas y peticiones. Estas suelen estar relacionadas en su origen con la protección, la salud y el permiso a la madre tierra para que el viajero entre en un lugar nuevo.

Apachetas - Fuerteventura

Apachetas – Fuerteventura

Tanto en la cultura de la América precolombina, como en la céltica, asiática, o de la antigua Grecia, por poner algunos ejemplos, estas construcciones no estaban situadas en esos lugares concretos como producto del azar, sino de la ideología y de un profundo conocimiento de la geografía, e incluso de la interacción social con el medio ambiente.

Los tamaños de las apachetas son muy diversos, ya que van desde pequeños montículos de escasos centímetros de altura, hasta enormes volúmenes rocosos cuya base pueden llegar a varios metros. Las apachetas son objetos dinámicos, en tanto en cuanto crecen y disminuyen por el aporte de rocas de los caminantes. Su tamaño está directamente relacionado con la transitabilidad de la zona.

Las construcciones de las apachetas están tan interiorizadas en nuestro subconsciente colectivo, que se asocian a lugares sagrados, donde se identifican y se relacionan los individuos, compartiendo una historia en común. La identificación con lo sagrado de estas estructuras es tanta que, muy pocas personas se atreven a desmoronarlas, de hecho, el caminante que encuentra una de estas pilas en el suelo siente una cierta intranquilidad. Los humanos tenderíamos a aportar una pieza más a este montículo.

 ¿ Y en Fuerteventura?

En Fuerteventura y en general en todo el Archipiélago Canario, los habitantes prehispánicos también construían cistas piramidales.

La técnica constructiva más habitual consistía en trazar el perímetro con grandes lajas verticales hincadas en el suelo, rellenando luego el interior con losas menores y con piedras pequeñas, cuyo tamaño varía de 0’5 m de diámetro hasta algo más de 1m por casi 2 m de alto. Estas construcciones se podrían relacionar asimismo con los kerkús de los beréberes, en los que también hacían sus ritos sacrificiales.

Estos amontonamientos son estructuras macizas, levantadas a base de sucesivas hiladas de lajas bien encajadas, de tipo cilíndrico, troncocónico, incluso de tendencia rectangular como la que se encuentra en el Pico del Aceituno.

RESTOS DE CISTAS PREHISPÁNICAS EN FUERTEVENTURA

RESTOS DE CISTAS PREHISPÁNICAS EN FUERTEVENTURA

No quedan muchas fuentes literarias donde figuren estas torretas hechas con piedras. Abreu Galindo en el siglo XVI las asoció con lugares en donde los aborígenes realizaban fiestas o rituales a sus divinidades, especialmente los cultos lunares que celebraban los auaritas.

Este dato es, sin duda, de gran interés por ser de los pocos conocidos sobre los cultos lunares en las poblaciones canarias.

[…] muchas piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto se pudiese tener la piedra suelta; y en los días que tenían situados para semejantes devociones suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás ejercicios de holguras que usaban; y éstas eran sus fiestas de devoción. Pero no dejaban de entender que en el cielo había a quien se debía reverencia; y al que ellos entendían que estaba en el cielo, lo llamaban Abora

Las estructuras en cistas piramidales o torretas, forman parte de nuestro patrimonio arqueológico y cultural, que llevan en pie desde hace muchos siglos. Por eso, es muy importante y fundamental que no intervengamos en estas estructuras pétreas cuando nos encontremos con ellas.

Como dato curioso contar que en la Punta de la Ballena, frente al Faro del Tostón en el Cotillo, se encuentra un “jardín” de apachetas que surgió en los primeros años del presente milenio, como homenaje a los náufragos inmigrantes que murieron en el mar, intentando llegar a las costas majoreras.

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